En esta ocasión Raquel Bigio nos ofrece un conjunto de obras, inspiradas en dos diferentes vertientes, que pueden leerse en forma individual, pero que forman un conjunto conceptual, que partiendo de las vistas fotográficas procura conducir a una reflexión que trascienda los límites propios de las imágenes.

En la recíproca correspondencia de dos dominios intrínsecamente opuestos, con pulso firme nos exhibe por un lado imágenes del interior del cuerpo humano y simultáneamente detalles de instalaciones técnicas o industriales, para evidenciar el paralelismo de nuestro andamiaje interior con el de las obras producidas por la ingeniería humana. Se apoya en tomas directas propias, de documentos radiográficos y de instalaciones industriales, intervenidas con el pincel digital.

Raquel Bigio es una creadora conocida principalmente por su producción fotográfica. Pero aquellos que hemos tenido la oportunidad de compartir con ella inquietudes e interrogantes, sabemos que el Ser de Raquel Bigio no está acotado a la técnica y al arte fotográfico, y que permanentemente está buceando en los mundos ocultos a nuestros sentidos, para traer a nuestra percepción ordinaria las Verdades que iluminaron a los Maestros de las más diferentes culturas.

Partiendo de esa inquietud existencial de Raquel Bigio, podemos trascender la piel de las obras que expone en esta ocasión, atravesar la carnadura y llegar al interior mismo de su mensaje.

A nuestro juicio Raquel Bigio, sutilmente, procura despertar en el observador el interés para compartir los dilemas expuestos precedentemente. A tal fin su discurso artístico no deja nada librado a la casualidad, ni en la forma ni el contenido; al recurrir a las tomas radiográficas como soporte de algunas de sus obras, nos esta invitando a que busquemos con profundidad radiográfica, las respuestas que nos permitan ser protagonistas en la reconstrucción de la armonía universal.

Al exhibirnos partes del interior del cuerpo humano, intenta conducirnos a nuestra interioridad espiritual, recordándonos a la vez que, si tan buenos constructores materiales somos, también podemos diseñar conductos y puentes que nos conduzcan a esa interioridad.

A la vez, recordando a Protágoras, "el hombre es la medida de todo", sugiere que no confundamos la dimensión humana con la de nuestro ego, como premisa para preservar la vigencia del número áureo de las proporciones que gobierna la armonía cósmica.

Parafraseando a Hermes Trismegisto, Raquel dice que "como es afuera es adentro", para que advirtamos que mientras construimos un mundo exterior caótico, fragmentado y disonante, vamos espejando en nuestro orden interior la fragmentación y disonancias que generamos en el mundo ; también la artista sustenta el principio de la sabiduría ancestral hebrea de la Cábala, que postula que el arte de vivir como ser humano conlleva el accionar para restaurar la unidad de la Creación.

Porque es a la Vida adonde nos está convocando la artista, con las metáforas complejas que emergen de su material fotográfico.

Raquel Bigio presenta ese discurso de contenido filosófico, con una producción artística fiel a su estilo, invariablemente comprometido con la estética, la composición y una paleta cromática en sintonía con el sentido de sus obras. Con su adhesión a los cánones del Arte, la autora ratifica su independencia respecto a las olas que cíclicamente intentan romper con aquellos, en una demostración de coherencia entre su discurso conceptual y su creación artística. Sin renunciar por ello a su constante y sorprendente renovación creadora, como lo demuestra en esta nueva publicación de sus trabajos.

En conclusión podemos decir que Raquel Bigio ha procurado trascender la creación artística en sí misma, para convertir a su obra fotográfica en disparadora de reflexiones filosóficas, para obtener de las metáforas conclusiones enriquecedoras acerca de lo que significa ser humano.

Crítica del Prof. Roberto Hugo Fernandez